Entre montañas azuladas y paisajes dorados por el sol, se alza un lugar que huele a agave y tradición: Tequila, Jalisco.
Reconocido como Pueblo Mágico y Patrimonio de la Humanidad, este destino no solo dio nombre a la bebida más icónica de México, sino que también conserva el alma, el arte y el sabor de una tierra que vive con orgullo su historia.
Aquí, el tequila no solo se bebe: se siente, se cocina y se celebra.

El alma líquida de México
Caminar por Tequila es dejarse envolver por el aroma del agave cocido que perfuma el aire.
En cada esquina hay una destilería familiar, una sonrisa cálida y una historia que se destila desde hace generaciones. Las casas tequileras —desde las más antiguas hasta las más contemporáneas— guardan secretos que solo se descubren al probar su esencia: el tequila artesanal.
Pero la magia va más allá del brindis. En Tequila, el destilado se convierte en un ingrediente más de su gastronomía local:
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Camarones salteados al tequila con chile guajillo.
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Salsas especiadas para carnes asadas.
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Postres con un toque dulce y atrevido: jericalla, flan o nieve artesanal al tequila.
Cada platillo es una historia contada desde la tierra, la leña y el alma mexicana.

Sabores que cuentan historias
En los mercados y fondas tradicionales, el tiempo parece detenerse entre risas, música y sazón.
Aquí el visitante puede probar:
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Birria tatemada, cocida lentamente en horno de piedra.
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Tacos de barbacoa y tortas ahogadas, acompañadas con tequila blanco bien frío.
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Sopes alteños, pozole y enchiladas de mole, perfectos para un reposado elegante.
Cada bocado revela la fuerza de una tradición que no se pierde, sino que se comparte y se disfruta.

El arte del maridaje con identidad
Una parada imperdible es una cata guiada con maestros tequileros, quienes enseñan a apreciar las notas únicas de cada tipo de tequila:
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Blanco, joven, fresco y vibrante.
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Reposado, equilibrado y con matices especiados.
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Añejo, profundo, con cuerpo y personalidad.
Cada sorbo es un homenaje a la tierra, al sol y al trabajo artesanal que define la identidad de Tequila.
Más que una ciudad, un sentimiento
Tequila es color, historia y hospitalidad.
Sus calles empedradas, fachadas terracota y paisajes de agave invitan a detener el tiempo y vivir con todos los sentidos.
Visitar Tequila es más que un viaje: es una experiencia que se queda en el alma.

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